viernes, 26 de julio de 2019

Querido y añorado Agus:

Querido y añorado Agus:

Hoy hace justo seis años desde que nos dejaste. Por eso, me gustaría escribirte unas líneas, supongo que porque tuve la suerte de poderte conocer bastante y porque me marcaste mucho como persona y como deportista, pero sobre todo, como persona.

A lo largo de estos seis años, he echado la vista atrás y he recordado bastantes momentos que pude compartir contigo. Muchos de esos momentos son conversaciones breves que teníamos cuando entrabas al túnel después de los calentamientos o al finalizar los partidos. En aquellas, yo tenía 10 u 11 años y siempre me acercaba a chocaros los cinco cuando había ido bien y o dar palabras de ánimo cuando había ido mal. Yo era un niño y agradecía eternamente que cualquiera de mis ídolos se dejase querer. Tú siempre eras uno de los que se acercaba. Pero todo empezó en julio del año 2007, cuando leí en el periódico que el Zamora había firmado en las últimas horas a un futbolista zamorano que militaba en el Guijuelo. Creo que aquella fue la primera vez que escuchaba que el Zamora fichaba a un zamorano, y también creo que solo por ser un futbolista de la tierra, te guardé un cariño especial desde el minuto uno.
Pasaban las temporadas y en cada verano, muchos jugadores venían y marchaban. Pero tú no. Tú ya no te irías nunca de aquí. Era inevitable que tú no fueses uno de los más queridos. No porque fueras el mediocentro fijo temporada tras temporada, sino por la lealtad que demostraste hacia el escudo del Zamora. Y es que, a día de hoy, no recuerdo ningún futbolista que defendiera tanto y tantas veces a mi Zamora como lo hiciste tú, dando igual en qué situación deportiva estuviese el equipo.

Llegó el primer varapalo en enero de 2012. En aquella época, el Zamora carecía de cualquier tipo de red social. Si había novedades, te enterabas por la página web del club. Y no siempre. No obstante, yo era de los que entraba todos los días. Y aquel puñetero día de enero leí ese comunicado oficial que sacó el club que jamás olvidaré como titulaba: “Agustín Villar tendrá que ser sometido a una operación por un tumor en el testículo”. Aquel día, cualquier aficionado al club sintió un puñal clavarse en el pecho. Pude hablar contigo unos días después de la operación. Estabas contento por cómo había salido. Pero si algo me dejaste claro en aquella conversación es que ibas a luchar hasta el final y contra lo que fuese. Y vaya que si luchaste, amigo. Luchaste tanto que conseguiste vencer esa dichosa enfermedad antes de cumplir los plazos previstos. La vida te puso otro obstáculo 3 meses después con una recaída, y lejos de bajar los brazos, toda la España futbolera pudo escuchar esas palabras que le confesaste a Joseba Larrañaga, periodista de la Cadena COPE, en el Partido de las 12: “Esto son obstáculos que te va poniendo la vida. Superé el primero y el segundo pienso superarlo también”.

A pesar de que no pudiste superarlo, estamos muy orgullosos de ti. Lo estamos, porque nos diste una lección de lucha ante un rival durísimo, ante un rival al que estuviste apunto de remontarle el partido y que sólo un gol penalti en el último minuto de la prórroga pudo darle la victoria. Estamos orgullosos de ti, porque aún cuando estabas sin fuerzas, te pasabas por el Ruta (sigo estando seguro de que algún día nuestro templo llevará tu nombre) para alentar a tus compañeros a lograr una permanencia que acabaría llegando y que trajo consigo un estallido de júbilo. En aquella calurosa pero feliz mañana pre-San Pedro en la cual se logró la ansiada permanencia frente al Constancia de Inca, fue la última vez que se te vimos por el Ruta de la Plata y como no, te vimos con la sonrisa que jamás perdiste.

Aquel 26 de julio de 2013 se empezó ya con tristeza por el accidente del Alvia en Santiago de Compostela. A eso de las 14:30h  se confirmó que nuestro Viriato había perdido su partido. Eso sí, lo había perdido de la manera más digna posible. Desde entonces, brilla una estrella rojiblanca encima del Ruta. Una estrella que también empuja al equipo cada domingo. Una estrella que sigue sonando en cada minuto cuatro.

Voy a ir terminando estas líneas porque no puedo escribirte todo lo que quisiera. Ya sabes que para mí fue un placer haber coincidido tantas y tantas veces. Y por supuesto,  ten claro que desde hace seis años, tu “Siempre Amanece” se convirtió para mí en un modo de vida. En mi modo de vida. Sin más, amigo Agus. Siempre con nosotros, siempre conmigo, CAPIT4N.