jueves, 23 de mayo de 2019

El TDAH, un motor del mundo totalmente desconocido



Se calcula que casi 7 millones de niños padecen TDAH (Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad) en todo el mundo. Pero, ¿es tan negativo como suena?



Impulsividad, ansiedad, frustración, bajo rendimiento escolar e incluso depresión. Son algunos de los síntomas nacidos del diablo que pueden experimentar aquellos que tienen un Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad que no son tratados de acuerdo a sus capacidades. Conocido de manera popularmente como “TDAH” este trastorno que se detectan generalmente en la infancia o adolescencia y se caracteriza por dificultades para mantener la atención, hiperactividad o exceso de movimiento e impulsividad o dificultades en el control de los impulsos. Está mucho más cerca de lo que se cree. Todos conocemos a alguien que “no para quieto ni un segundo”, que interrumpe la clase, que es un desastre con todo o que no sabe esperar su turno o que vive en Babia, sin ser conscientes del problema que genera en su entorno. Se considera trastorno cuando la conducta del individuo es disruptiva dentro de su entorno, en mayor o menor medida dependiendo del grado de afección del paciente o de las comprimida des asociadas. Estas personas, muy posiblemente, sufran el TDAH, aunque no estén diagnosticadas.
La falta de diagnóstico es, precisamente, la mayor dificultad del trastorno, ya que se pueden dar multitud de comportamientos y sensaciones y con una intensidad mínima, por lo que no se tienden a relacionar ni con el déficit de atención ni con la hiperactividad. Así lo reconoce Didia Liedo, vicepresidenta de AZADAHI (Asociación Zamorana de Déficit de Atención e Hiperactividad): “El TDAH un retraso madurativo de la corteza cerebral frontal, que reduce capacidades como la atención sostenida o la concentración y a veces la medicación para suplir o disminuir esa carencia. Por eso, es de vital importancia lograr un diagnóstico cuanto antes. Es más fácil para el paciente saltar estos obstáculos cuando el problema está identificado y tratado”.
Pero no siempre llega con una simple medicación. En la mayoría de los casos es necesario, además del tratamiento, terapias de otros tipos. El psicólogo Manuel Becerra,

especialista en el trastorno, afirma que “los niños que padecen TDAH se sienten más frágiles emocionalmente que los demás niños de su edad”, por lo que el refuerzo mental y la confianza proveniente tanto de profesionales como de los propios padres toma una importancia diferencial para hacer frente al TDAH, ya que las conductas provocadas por el trastorno son incomprendidas por las personas del entorno. El trabajo en equipo de  los profesionales sanitarios, del centro educativo, apoyo psicológico y de la familia son fundamentales para conseguir minimizar los costes emocionales del afectado y conseguir los mejores resultados posibles.
En el caso de los niños y adolescentes, además de las conductas, se suma  la dificultad en el ámbito escolar. El déficit de atención provoca la incapacidad de asimilar conocimientos, especialmente en el campo de las matemáticas y de la lengua, a pesar de poder invertir horas en intentarlo. En sí no es lo más grave, sino la frustración que produce en el niño no encontrar resultados a pesar del esfuerzo y la falta de ayuda y comprensión de su entorno.




Sin embargo, toda su parte mala tiene una buena. En este caso, una muy buena, que tiene que ver con el efecto contrario. Las personas que padecen TDAH y encuentran en la vida una vocación que les guste y motive, serán, casi con seguridad, los mejores en ese campo. Toda la atención y calma que son incapaces de obtener con aquello no les estimula, aparece a pares cuando el sujeto se siente motivado. Hay una amplia nómina de grandes nombres que han reconocido tener TDAH: Bill Gates, que “perturbaba a  toda la clase” cuando era niño y fue expulsado de la Universidad de Harvard por calificaciones deficitarias antes de crear Windows, Steve Jobs, que revolucionó el mundo con Apple gracias a que sus padres “entendían que era un niño diferente”, o el cantante Dani Martín, para el que “canalizar esa energía hacia un lado que te guste te permite pasártelo muy bien”, además de Michael Phelps, Will Smith, Michael Jordan y muchísimos más.
Y es que, a pesar del esfuerzo que conlleva tener una vida normal, una vez que el problema se asimila, permite a los pacientes ser consecuentes con sus capacidades pudiendo desarrollar y destacar en todos sus proyectos. El TDAH nunca desaparece aunque se aprende a vivir con él y se desarrollan estrategias que permiten al individuo defenderse sobradamente en la sociedad. Es necesaria la colaboración de profesionales que se relacionan con el paciente para facilitar su integración y desarrollo normal dentro de la sociedad. Sumado a valores como la empatía, consideración y respeto de los compañeros de clase, compañeros de trabajo, profesores, jefes, familia permiten el desarrollo social y humano del individuo de forma plena y satisfactoria. Muchos de los grandes avances y logros de la historia de la humanidad fueron llevados a cabo por personas con TDAH. Un TDAH puede cambiar el mundo y varios, ya lo han hecho.