Desde que finalizó el partido frente al Tordesillas ha sido inevitable mirar de reojo al domingo. Ha sido imposible no recordar que estamos a unas horas de una de nuestras citas más importantes desde el regreso a Tercera División. Una cita o quizá una batalla. Una batalla en la que preocupa, parece, que los de rayas rojas y blancas no son favoritos. Por jugar fuera y por la inercia de ambos conjuntos en las últimas jornadas, donde ellos han marcado 12 goles en sus últimos 4 partidos y superado con claridad a sus rivales y donde los nuestros parece que han perdido fuelle. Y sí, recalquemos el parece, porque no es así o yo por lo menos, no lo veo así.
¿Qué ellos son favoritos? Pues mejor. Para qué engañarnos, pocos favoritos en esta categoría consiguen sus objetivos, y ahí están las estadísticas. Y la verdad es que la situación es ideal para este domingo, porque sólo hay una certeza: pase lo que pase, el Zamora saldrá líder de Palencia. Y saldrá líder habiendo ya disputado todos sus partidos con rivales directos. Dicho de otra manera: ni tenemos favoritismo ni tenemos presión, o mejor dicho, la tenemos en menor grado que nuestros rivales.
Sé y creo que todos sabemos que el domingo será una batalla. Sí, una batalla. Ese escenario que le encanta al Zamora, que se crece en él. Por ello no cabe la menor duda de que todos y cada uno de nuestros jugadores van a dejar alto el pabellón, como llevan dejándolo hasta ahora. Por ello, me veo obligado a creer en el Zamora, pase lo que pase en Palencia, seamos o no favoritos. Luchad, luchad y a por ello. Porque el domingo puede ser el día en el que se empiece a soñar, pero a soñar despiertos. Repito, creo en vosotros. Porque no hay motivos para no creer y porque vais a defender a capa y espada nuestros colores en una dura batalla.
A por ellos, equipo. Creo, creemos en vosotros.
